Durazo VS Manlio: choque de trenes
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Hasta el fin de semana que acaba de pasar, todo parecía indicar que los suspirantes por la candidatura de Morena al senado de la República se irían a las fiestas navideñas y de fin de año con la incertidumbre de no haber recibido la señal esperada.
Hubo algunas, claro, como esa de que la primera fórmula deberá ser encabezada por una mujer, lo cual mandaría a un segundo plano a los varones, concretamente a Heriberto Aguilar y Omar del Valle Colosio, que son los nombres que más insistentemente se han manejado para ir a esa competencia.
Los criterios de equidad de género favorecen entonces a Lorenia Valles Sampedro, directora del DIF Sonora y a Célida López Cárdenas, jefa de la Oficina del Ejecutivo, las dos mujeres que mejor posicionadas aparecen en un par de encuestas publicadas recientemente. En un lejano tercer lugar aparece otra funcionaria estatal.
Formalmente, esas candidaturas habrán de definirse a mediados del mes de enero próximo una vez que se hayan aplicado las encuestas institucionales, en las que por cierto también se registraron Paloma María Terán, del Partido Encuentro Solidario; Ramón Flores, del PT y, pese a que en el ‘siglado’ inicial aparecía la cabeza de la segunda fórmula para el Partido Verde Ecologista de México, hay un velo de misterio en este tema, pues Omar del Valle fue desconocido como militante del Verde, y en todo caso iría por Morena; si el ‘siglado’ no cambia, podrían entrar a la fórmula la diputada Lirio del Castillo, de acuerdo con la versión que nos dio en los micrófono de la 99.1 FM el nuevo dirigente estatal de ese partido, Sergio Augusto López.
II
Pese a la suficiencia con que el morenismo y sus aliados suelen abordar la prospectiva electoral 2024, es claro que serán especialmente meticulosos en la selección de sus candidatos y candidatas al senado, pues la consigna no es solo ganar -lo que parece asegurado gracias, entre otras cosas, al control de un padrón de beneficiarios de los programas sociales cercano a los 500 mil sonorenses-, sino arrasar para hacer posible la concreción del llamado ‘Plan C’ que busca lograr la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
Las cosas sin embargo no lucen tan sencillas, sobre todo si se concreta esa fórmula que comienza a perfilarse desde la oposición y en la que vendrían como candidatos Lilly Téllez y Manlio Fabio Beltrones.
Téllez ya se registró como aspirante a la candidatura pero además aseguró la cuarta posición en la lista de plurinominales al senado con lo cual ‘amarra’ otros seis años de no hacer nada más en la cámara alta que bombardear al proyecto obradorista.
Lilly Téllez es una mujer de muy pocas propuestas, pero tremendamente frontal y sin pelos en la lengua. Llegó al senado, como todo mundo sabe, gracias al voto por Morena, cuya fórmula encabezó en 2018 al lado de Alfonso Durazo.
Muy pronto renegó del morenismo, renunció a su bancada y se sumó a la del PAN. Hasta hoy, su visceralidad le ha hecho ganar reflectores, pero se ha cuidado lo necesario para no tocar ni con el pétalo de una crítica a su excompañero de fórmula, el hoy gobernador Durazo.
Pero esto puede cambiar ya como candidata y al calor de la contienda, que se perfila como una de las más intensas de los últimos tiempos.
Lilly trae, por otro lado, la letra escarlata de la traición, con la que es identificada por los obradoristas. Difícilmente logrará conquistar algo más que el voto duro del PRI, el PAN y el PRD y este es un dato significativo, porque la senaduría se gana con más de 400 mil votos y en la elección pasada la alianza opositora tuvo 340 mil, contra casi 500 mil de Morena y sus aliados.
El reto de la alianza PRI-PAN-PRD sería en todo caso mantener esa votación para aspirar a un escaño de primera minoría, dejando fuera a MC, que lleva como cabeza de fórmula a El Pato de Lucas. Considérese que Movimiento Ciudadano tuvo en la pasada elección apenas 45 mil 500 votos y si lograra la proeza de cuadruplicarlos, incluso así quedaría fuera del umbral donde realmente se disputa el escaño.
La eventualidad de que aparezca el exgobernador Manlio Fabio Beltrones como candidato de la alianza Fuerza y Corazón por México introduce variables interesantes. Menudean, entre la opinocracia local, quienes sostienen que viene con muchísimo dinero y una vasta red de apoyos humanos, logísticos y tecnológicos, lo cual no resultaría extraño, porque cuenta con ello.
Pero 33 años después de aquel 1991 cuando ganó abrumadoramente la gubernatura la realidad no solo ha cambiado, sino que ha dado un giro de 180 grados en el que importantes sectores de la izquierda sonorense que en su momento fueron agraviados por su gobierno, se encuentran hoy en posiciones de poder.
De hecho, una parte de la narrativa política oficial en Sonora tiene como blanco de sus resabios a Beltrones; otros, desde la derecha panista que también fue reprimida, acosada, perseguida (y eventualmente cooptada) en aquel sexenio, se han dispersado de manera muy ‘random’: los hay que ahora militan en Morena y forman parte del gobierno morenista, y los hay entre el panismo histórico que no olvidan los agravios y que suscriben a pie juntillas lo dicho por el secretario del Ayuntamiento de Hermosillo, Florencio “El Chito” Díaz en el sentido de que nunca votarían por Manlio.
“Ni dios lo quiera”, dijo el sanluisino en una entrevista con el colega y amigo Juan Carlos Zúñiga.
Hay una realidad indiscutible: el resultado electoral de 2021 evidenció que en sectores importantes del panismo la alianza con el PRI resulta una rueda de molino difícil de tragar, y sucede lo mismo en sectores del priismo que no ‘compran’ la alianza con el PAN por más que se empeñen en vendérselas como una ruta de construcción de equilibrios institucionales que pongan freno a la versión remasterizada del partido casi único, con dominio total de las Cámaras y poder absoluto sobre el Poder Judicial y los organismos autónomos.
En muchos sentidos, Beltrones representa todo aquello por lo que el electorado mexicano viene votando en contra desde 2018 y que la narrativa oficial se ha encargado de fijar desde las mañaneras presidenciales en el imaginario colectivo de sus clientelas electorales, las convencidas, las coaccionadas y las inducidas.
Una proyección a partir de la intención del voto en Sonora, empero, indica que Beltrones se haría con un escaño de primera minoría en el Senado, y Lilly Téllez de otro por la vía plurinominal. Sonora le aportaría dos posiciones importantes a la oposición, que el partido oficial hubiera preferido recayeran en otra fuerza política, MC, por ejemplo.
III
Aunque ha enviado muchas señales de que sí viene como candidato, Manlio no lo ha confirmado, pero en la opinología y la comentocracia locales muchos se relamen los bigotes por ver de nuevo en acción a un político con conocimiento pleno de los entretelones del poder, en un terreno gobernado por otro político de su misma generación, que también ha estado muy cerca de los cenáculos del poder, y con la particularidad de que siendo correligionarios de un mismo partido en el pasado, divergieron en algún momento y hoy se encuentran en trincheras opuestas.
La única razón por la que quisiera que Beltrones venga como candidato al Senado, es periodística: habría mucho material para documentar los episodios de una campaña en la que se enfrentarían dos ‘peso completo’ de la política mexicana.
Y quien diga que Alfonso Durazo no estará en las boletas y por tanto no estaría enfrentando a Manlio -si es que viene-, ya puede ahorrarse sus eufemismos. El gobernador es el jefe político de Morena en Sonora y por si no les alcanzara, también es el presidente del Consejo Político Nacional de su partido. Y con esto quiero decir que no hay decisión alguna, concerniente al proceso electoral 2024 que le sea ajena.
Si Manlio no se registra, también será un eufemismo decir que no estará en las boletas. En sentido literal no aparecería, pero en un sentido más amplio, es obvio que Beltrones sigue siendo el jefe político del PRI en Sonora y, si me apuran tantito, también en lo que queda del PAN y del PRD.
Ya nomás como posdata. Ambos personajes han estado muy cerca de los privilegiados círculos del poder donde se abordan y definen los escabrosos temas de la seguridad nacional, la inteligencia político-policiaca y, entre otras cosas, la seguridad pública y su complejísimo entramado de relaciones de todo tipo, lo que prefigura una campaña de antología.
Insisto: Manlio no ha confirmado que viene como candidato, pero en caso de que así sea, preparémonos para asistir a un choque de trenes de proporciones épicas.
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