Domingo: Hermosillo a debate

Arturo Soto Munguia /    2024-05-09
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Avituállese bien, picadísimo lector, mitoterísima lectora para el próximo domingo 12 de mayo por la tarde, porque serán momentos de intensidades bárbaras.

 

No solamente se estará jugando el partido de vuelta entre mis poderosos Pumas y la siempre peligrosa máquina del Cruz Azul para definir a los finalistas de la liguilla, sino que a eso de las siete de la tarde se llevará a cabo el debate de candidatos a la alcaldía de Hermosillo, que también son como los cuartos de final a menos de un mes de la jornada electoral del dos de junio.

 

El debate de los candidatos a la presidencia municipal de la capital del estado es el que sin duda despierta más interés por lo que se encuentra en juego: nada menos que la continuidad de un gobierno que le arrebató a Morena la alcaldía en 2021 en una contienda disputadísima, o la recuperación de la plaza que concentra casi un tercio del padrón electoral sonorense, el presupuesto municipal más grande del estado y la concentración de las principales actividades productivas, culturales y sociales.

 

Los perfiles de los aspirantes son otro de los atractivos, pues sin duda se trata de profesionales de la política y el servicio público, con largos y retorcidos colmillos en el arte de la polémica y con información abundante y delicada sobre los flancos débiles de sus adversarios.

 

Estamos hablando del alcalde con licencia Antonio Astiazarán Gutiérrez, que con sus 52 años entra fácilmente en el rango de los chavorrucos, pero su precoz incursión en la política lo llevó a ocupar cargos en el gobierno federal y estatal; fue alcalde de Guaymas y diputado federal y local, entre otros. Priista de origen, fue candidato al senado por la alianza PAN-MC en 2018 y ganó la alcaldía como candidato de la coalición PRI-PAN-PRD.

 

La candidata de Morena es María Dolores del Río, panista de origen que ganó la alcaldía de Hermosillo en 2006 postulada por el blanquiazul, al que renunció años después para pasarse a las filas de Movimiento Ciudadano, al que renunció en 2021 para sumarse a la campaña de Alfonso Durazo a la gubernatura, la cual ganó con amplio margen. Durazo la nombro secretaria de Seguridad, cargo al que renunció hace unas semanas para abanderar a Morena y sus aliados en la disputa por la alcaldía de Hermosillo.

 

La más joven de los tres principales contendientes es Natalia Rivera Grijalva con apenas 50 años de edad. Es postulada por MC y también inició en la actividad política en las filas del tricolor, al que renunció en 2021 siendo diputada local plurinominal, para sumarse a la bancada del partido naranja.

 

Ha ocupado cargos importantes en el gobierno municipal capitalino, y en el gabinete de Claudia Pavlovich se desempeñó durante los seis años como Jefa de la Oficina del Ejecutivo. Tiene experiencia acumulada en campañas electorales, siempre trabajando para otros candidatos; ahora es ella la que busca un cargo de elección.

 

El debate llega en un momento particularmente crítico en el que menudea el fuego cruzado, particularmente entre Dolores del Río y Antonio Astiazarán (bueno, entre sus voceros) donde hay señalamientos graves sobre presuntos actos de corrupción en el desempeño de sus funciones.

 

Los tres son políticos experimentados que no van a titubear frente a las cámaras y micrófonos; están bien preparados y son garantía para un debate de altura, con datos y cifras, con manejo de los escenarios y sobre todo, con información relevante de la que puede derivar una definición en la contienda, que hasta ahora se antoja entre dos fuerzas, la que representa María Dolores del Río y la que encabeza Antonio Astiazarán, pero el evento puede ser el foro para que Natalia Rivera pruebe por qué fue designada candidata de MC.

 

Este debate comenzará con el segundo tiempo del Cruz Azul-Pumas, así que hay que habilitar dos pantallas para estar con un ojo al gato y otro al garabato.

 

Emociones fuertes habrá. Eso está garantizado.

 

II

 

Se pusieron bravos los sindicalizados del STEUS y condicionaron el levantamiento de la huelga al cumplimiento de cuatro puntos que las autoridades universitarias y gubernamentales consideran fuera de toda realidad presupuestal.

 

El nubarrón de la huelga amenaza con quedarse mucho tiempo sobre la Universidad de Sonora y con ello, afectar seriamente el aprovechamiento de cerca de 40 mil estudiantes, además de poner en riesgo infinidad de proyectos académicos, investigaciones y demás actividades sustantivas de la Máxima Casa de Estudios.

 

La huelga lleva ya 22 días y de acuerdo con el abogado del sindicato, podría extenderse por 60 más, lo cual sería catastrófico porque estaría afectando también el siguiente semestre. Con un agregado: la huelga más larga que se recuerde estalló en 2014 y duró 50 días y lo peor, fue levantada sin haber conseguido sus demandas y ni siquiera les pagaron los salarios caídos.

 

A la postre, ese movimiento dividió al STEUS y propició el desconocimiento de su dirigente sindical, Dorotea Rascón, quien hoy está al frente de un sindicato independiente en la Unison.

 

Hoy habrá sesión del Consejo General de Huelga para votar si se continúa con ella o se levanta, pero por los términos en que se expresó el STEUS a través de un comunicado, no están dispuestos a ceder si no es a condición de que se les cumplan cuatro puntos, a saber:

 

Que Rectoría entregue más de 35 millones de pesos del ofrecimiento, para inyectarlo a los dos tabuladores en las unidades centro y norte; basificación de más de 300 trabajadores eventuales indefinidos; cumplimiento, reparación o modificación de tres cláusulas anuales hasta reparar todo el clausulado, comenzando con la de entregar al STEUS el comedor universitario y los Caffenios. Y 100% de salarios caídos para la totalidad de los sindicalizados.

 

Nomás les faltó pedir la administración de todas las carretas de hotdogs de la Plaza Emiliana de Zubeldía.

Si bien durante todo este proceso se ha cuestionado la tibieza con que la rectora Rita Plancarte ha abordado el conflicto y se reconoce que el gobierno del estado ha hecho esfuerzos extraordinarios que incluso rompen el tope salarial del 4% que no pudo romper ni el STAUS, el STEUS se ha montado en la intransigencia y en el comunicado difundido ayer establecen que de no aceptarse los cuatro puntos citados arriba la huelga continuará firme y conforme a derecho.

 

La propuesta de las autoridades universitarias apoyadas por el gobierno del estado asciende a 58 millones de pesos para el incremento salarial que llega a 9.55% en los primeros cinco niveles del tabulador (que representa el 65% del personal) y 5% del nivel 6 en adelante, lo que asciende a un monto de 56.8 mdp.

 

El STEUS lo rechazó. Todo parece indicar que tal rechazo deriva de la molestia de la dirigencia sindical, primero por la intención de la rectora de promover la inexistencia de la huelga, y luego por la ‘invitación’ a los académicos continuaran sus labores por la vía remota, lo cual fue considerado como una promoción del esquirolaje. Al final, en la asamblea pesó más la posición de los ‘viejos de la tribu’ en el sindicato, que son los más molestos. La ‘invitación’ de la rectora, por cierto, no fue aceptada por el STAUS.

 

Una prolongación de la huelga entraría además directamente en el contexto electoral, considerando que estamos a 25 días de la jornada y eso le agrega un ingrediente extra de politización al conflicto.

 

Pero las lecturas que arroja son confusas. Se supone que los sindicatos universitarios han sido aliados de la izquierda desde antes de que fuera gobierno, por eso no queda claro el aferramiento en mantener la huelga, inscribir el conflicto en el contexto electoral golpeando a un gobierno que se precia de la estabilidad laboral lograda en estos primeros tres años.

 

En fin, hoy sesionará el CGH. Veremos qué resulta.

 

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