DE ALFONSO TORUA, de la historia y la memoria…de los amigos

Publicar en:
Otro buen amigo decía que hay quienes hacen una lista de lo que quieren para el día de su muerte, pero nadie deja nada para solventar los gastos que todo esto significa.
Palabras más palabras menos, eso dijo El Vejar, pocos años antes de que un fin de semana, de pronto le fallara el corazón y se muriera.
Estoy citando de memoria y no confíen mucho en ella, porque yo no soy El Torua, pero en esencia eso comentó y ni modo que ahora me desmienta.
Yo lo sigo llorando porque se fue en la plenitud de su vida, cuando en su profesión se consolidaba con destacados triunfos jurídicos contra los abusos de poder de un tal Eduardo Bours y sobre todas las cosas, porque era mi amigo, gran amigo, luego de haber compartido ideales y más de una insurgencia estudiantil junto a una entrañable generación universitaria, que se visibilizaba a través de lo que fue, por años, el Comité Estudiantil de Leyes, mejor conocido como CEL.
Una vez egresados, cada quien se dedicó a lo suyo, la academia, el litigio, el servicio público, que sé yo, pero ninguno aspiró, ni entonces ni después a ser candidato para ocupar la rectoría de nuestra alma mater, tal vez porque ninguno de los nombrados tenía un coeficiente intelectual promedio, ni que decir el de Einstein que era de aproximadamente 160 que casi alcanzan los actuales aspirantes y aspirantas actuales a ese puesto y menos alcanzábamos su indestructible congruencia, su libre pensamiento, su autenticidad y sobre todo su independencia con respecto a fuerzas externas.
Más bien, en esos años, eran los aspirantes a rector eran quienes nos buscaban en el cubículo, ese cuartel ubicado en el tercer piso del antiguo edificio ubicado por la Yucatán, después Aguirre Palancares y hoy Luis Donaldo Colosio (que para fortuna no llega hasta la Ángel García Aburto).
Tampoco nos quedamos impartiendo clases, uno porque un alto porcentaje de maestros que componían la planta docente de la escuela y de todo el campus, no eran el mejor ejemplo a seguir tratándose de responsabilidades laborales, no se diga de preparación y dos, porque aunque pese eso, sí le hicimos la luchita pero la cofradía que daba el visto bueno para entrar era selectiva y no cualquier tenía cabida ni ahí mucho menos en otros departamentos pues allá el control lo tenían otros.
Fue una lástima no hacerlo ya que, de haber pertenecido al gremio en el cual la democracia es casi patrimonio inmaterial, hubiéramos tenido el privilegio y los privilegios de estar al frente del sindicato y pasar a la historia junto con todos esos dirigentes o secretarios generales que legalmente elegidos o de facto, han puesto todo de sí y como unos apóstoles del sindicalismo defienden sus intereses con uñas y dientes, sin ningún afán de eternizarse en el poder, a la vez, que son inflexibles, por no decir severos con todos y todas que no cumplen frente al alumnado cual sus obligaciones se lo exigen ni mucho menos protegen o solapan a un acosador o fugitivo del pizarrón.
Así como decía mi amigo, con respecto a las peticiones de dos tres para cuando se le llegara la hora, sin dejar por ahí un ahorro para complacencias funerarias, un fideicomiso Post mortem o, mínimo, un clavito que pudiera cubrir el mariachi al instante de las paladas sobre la fosa o los apostólicos honorarios del Arzobispo en la misa de cuerpo presente, así mesmamente, estos pujadores nos debieran de contar no tanto que eran sino cómo lo harán y dejar una fianza para que si acaso no dan el ancho, valga el albur, se le aplique la revocación del mandato, figura tan manoseada por unos y en lugar de las mañanitas de ese anual 12 de octubre por otro aniversario, se le canten Las Golondrinas y go back where you came from…
Créanme que lo estoy diciendo con la más buena fe del mundo, inspirado en mi amigo aquel el cual advertía de los que organizaban sus Pompa funebris (véase mi expresión latina que proviene de pompa, que significa procesión o cortejo, y funebris, que se refiere a lo relacionado con los funerales) pero no dejaban nadita de nada a la hora de saldar cuentas a los acreedores.
Contrario a lo que ese otro amigo señalaba, y que aparte no les daba por querer ocupar la rectoría, si tomándola por asalto, hay quienes resultan de más bajo perfil, que no piden nada, por más memoria que tuvieran y que nunca olvidarían, ni muertos, lo solicitado o incumplido pero si así lo hubieran hecho, sin duda mete en serios aprietos a sus familiares, en primer lugar, pero ante todo a sus amigos, en segundo, por más que le conociéramos algunos gustos de relajada moral y, sin embargo, su deseo, de por sí caprichoso , era tanto como pedirle a Dios un favorcito especial que complacería a uno pero dejaría tristeando a otros.
Imagínese que un querido amigo, por más entrañable, cómplice, fiel, noble, generoso, solidario y admirado que fuera, nos pidiera, no sin mostrar una risita provocadora:
_ ¿Sabes qué pediría yo, maestro?
Pausa y una mirada de interrogación, no sin suponer algunas cosas sabiendo de su picardía:
_”quiero un gran homenaje en Cananea o que me sepulten en medio del centro de gobierno previa guardia de honor que me haga un cuarteto de albañiles o que me incineran junto con cada uno de mis libros o que cada 22 de octubre se regalaran boinas o sombreros ...”
Falso.
Nada de eso lo hubiera sugerido por más que lo mereciera. Porque El Torua Cienfuegos, no andaba con esas poses, por más que tuviera esa mirada de misterioso forastero, recién llegado a la barra de un saloon del viejo oeste. Más bien era y se volvía terrenal frente a sus amores, sus hijas, la familia de origen, los deseos carnales, lo investigable, la conversación y los amigos.
Era un tipo agradecido y buscaba la manera de complacer, en reciprocidad por cualquier cosa, aunque a veces no lo lograra. Recuerdo esas cervezas artesanales que me regaló y que, entre agradecimiento y “reclamo”, se lo comenté a los días que me preguntó cómo me había ido: “está más bueno el insalubre tepache que hacen en los ceresos que el six que me trajiste...”
Pero sobreviví luego del consumo de tus pócimas y seguí y seguiremos siendo amigos para siempre, querido Cachi porque en los pocos años de conocerte, anduvimos aquí y allá en horas de Julio y tantas fechas más, acoplándonos para ser los anfitriones - y los inmorales cicerones - de otros grandes amigos, los cuatro o cinco fantásticos y gozar de la vida, pero no estaba previsto en el orden del día, menos en asuntos generales que de pronto te sintieras mal y que más delante los expertos diera la noticia de las que uno quisiera que fueran falsas.
Nomas que no lo era.
Y sin saber o no la magnitud en tu brillante cerebro, le hiciste la luchita y los que estuvieron cerca de ti, ni se diga. No obstante. la ciencia no se anduvo con errores y tal cual fue el pronóstico así fue pasando todo, sin darnos oportunidad a una prórroga o que pudieras sentarte a negociar con quien nos lleva con diosito, así como esa habilidad que tenías – tú si – como líder sindical otrora cesues y posteriormente Universidad Estatal de Sonora para lograr conquistas para todos. Fue aquí a dónde te llevaron también luego de traerte de aquí para allá como si no estuvieras cansado, antes de dejarte, para siempre en ese pedacito.
Hasta este momento, no he podido saber si tú también hiciste tus solicitudes para la fecha de tu muerte como esa costumbre que platicaba El Vejar. No obstante quisiera, de pronto, mirarte vivo y diciéndome con esa agraciada voz de locutor antiguo que se escuchaba en la radio cuando leías las efemérides:
_ Maestro: ¿Te pido un favor?
_ Claro, dime
_ Aunque no me han dicho nada - y ellos creen que no sé- ya me adelantaré tantito en unos meses más, por eso quiero pedirte algo, no sé si se pueda.
_Si no me dices no sé si se pueda
_Siempre se puede… pero bueno, ahí va: “¿será posible que el día que yo muera se vayan también alguien que le cante al amor y al desamor y contra ellos y alguna otra que mueva el bote como ninguna otra? No sé, Paquita la del Barrio y Tongolele, por decir un par nomas.
_ Cachi: Eres, una brújula sin rumbo, Un reloj sin manecillas, Una biblia sin Jesús. Calles, las conoces metro a metro. Y bajo este pavimento. Tienes la tumba y la cruz.
_ Estoy hablando en serio, maestro.
_Yo también… como nunca.
_ Entonces?
_ Déjame ver, pero no te prometo nada
_ No, así no se vale.
_ Bueno pues: te lo prometo. Y pediré en Facebook que vueles alto y así
_ Júralo
_ No es bueno jurar en vano, Cachi, tú lo sabes. Ni obligándome a tomarme otro six de tus cervezas lo juraría
_Entonces vete mucho a la v…
_ No, ni lo digas, ¡los valientes no blasfeman!
_ Júralo entonces
_ Sale pues, amigo, lo juro: que en tu sendero final, te acompañen Paquita la del Barrio y Tongolele
_ Perfecto
_ Neta: ¿Esa compañía quieres? ¿no preferirías a un destacado historiador? ¿Algún amigo cercano? ¿Un personaje o personaja relevante del México contemporáneo?
_ Ya te dije: a esas
_ Sale pues, ni hablar. Pero nomas con una condición
_¿Cuál?
_ Que no te mueras nunca, amigo, NUNCA.
Opiniones sobre ésta nota