LOS POLIVOCES
Publicar en:
Pude suponer, en aquel entonces, que en la vida real así eran , en blanco y negro y esa peculiaridad, a diferencia de otra gente, los hacia graciosos.
Me refiero a Los Polivoces: Enrique Cuenca y Eduardo Manzano o al revés, dos virtuosos comediantes que al morir hace unos días el Segundo de ellos-con S mayúscula-, también muere un periodo de nuestra televidencia.
En esos años setenta en que de niño yo los vi, sentado en el suelo o en el piso en la sala de la casa , junto al resto de la familia , sus multifacéticos personajes - de ahí lo de polivoces - me resultaban graciosos y cada uno de ellos era nombrado por el colectivo popular , o como se diga pero no es sino hasta ahora, ya de grande, cuando valoro más lo que hicieron ya que, bajita la mano , proyectaban una satírica crítica a dos tres modos de ser de lo mexicano , tanto en lo público como en lo privado ,
Esto no era fácil , mas bien era un ejercicio valiente de la comedia, si tomamos en cuenta ( o en Cuenca ) que su auge fue durante los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo en los que la censura en la comedia mexicana fue un mecanismo de control político, manifestándose sobre todo en la influencia y presión gubernamental sobre los medios de comunicación y la industria cinematográfica.
El espíritu del Loco Valdez nos pudiera recordar esos momentos con Zuno cuidado y decirnos desde el más allá -o más acá-, que la comedia que en ese entonces buscaba criticar al poder vivía un ambiente hostil, que limitaron la libertad creativa de los artistas.
Para fortuna, todo eso se fue para siempre, gracias a los recientes años de transformación, en donde, frente a los reclamos al poder y los señalamientos de que el emperador o la emperatriz van en cueros, el gobierno ha sido tolerante hasta excesos criticados.
Quizá se deba a que los que hoy ocupan los cargos públicos mas encumbrados del país, por muchos años fueron oposición y su deporte favorito era cuestionar el abuso, la falta de democracia, el unipartidismo , la corrupción , los excesos del ejercito contra el pueblo bueno y sabio , el asesinato de periodistas, la persecución política, el autoritarismo, el culto a la personalidad , la falta de instituciones democráticas, los golpes a la libre expresión y tantos infortunios de la cosa pública .
Por eso ahora , gracias al cambio verdadero, no se repiten esas prácticas entre las cuales estaba la censura sufrida por mis ídolos , los Polivoces , teniendo a,Mauricio Kleiff Menache como escritor y guionista , al crear y recrear personajes icónicos con los que lograban una aguda crítica social, parodiando a políticos y vicios de la sociedad mexicana de los 70, como la burocracia, la jerarquía militar, el clasismo, la perversión sindical a través de un humor inteligente que dejó una herencia insustituible en este rubro .
Ellos en realidad Imitaban no solo a cantantes o famosos de la época sino tambien a figuras públicas e "intocables", haciendo burla sutil o directa de la política y de la sociedad setentera que México vivía y quizá siga viviendo.
El Wash & Wear ponía de manifiesto al obrero mexicano sus luchas y su vida cotidiana, teniendo en la vida real a una CTM como una fuerza sindical dominante ligada al PRI, que consolidaba el sistema corporativista mexicano y que tenía como su máximo líder al juvenil Fidel Velázquez que tanto aportó a la democracia sindical
Don Teofilito, el señor de edad ya grande, muy terco que reflejaba la resistencia al cambio, ese que en el fondo nadie ha tenido hasta ahora en México y como diría él: ni lo tendrá.
Agallón Mafafas, junto con Juan Garrinson era una escenificación mordaz del sistema militar que se burlaba de la figura vertical, intransigente y bravucona de ciertos militares, pero, de paso, también de directores de cine de la época. como Pedro Armendáriz o Emilio "indio" Fernández (quien podía ser más peligroso que un militar), conocidos por sus roles de machos recios, momentos en los cuales la sangre del 68 aún estaba fresca y una nueva década se presentaba en sociedad con el halconazo del 71 y la guerra fría empezaba a cobrar
Quiero decir que, a diferencia de otros comediantes, Los Polivoces producían comedia inteligente, crítica y con denuncia social, algo que no siempre era bien visto por el régimen. ese que bien sabe que la sátira es un arma fundamental para criticar, cuestionar y desenmascarar al poder y por eso le tiene animadversión y miedo, de ahí que busque descalificarla o arremeter tontamente contra ella , a veces con las mismas armas pero no con el mismo éxito ni virtudes tal como lo pudimos ver en el sexenio de Ernesto Zedillo a quien eso del humor , nomas no se le daba.
Mas adelante , Los Polivoces se separaron como pasó con la mayoría de duetos de comediantes pero otros de los personajes creados en mancuerna fueron el Policía enfrentándose a los malos ya que "La policía siempre en Vigilia"o mas protagonistas o sketch como lo eran Chano y Chon o Don Laureano y Doña Paz, El Ropo,La Chica de Sifón, La Pistola De León, Los Hermanos Lelos,El Pinacate y Zarazúa, Don Prócoro y Bongocero, El Tuercas y El Maestro Packard - un hombre rudo y simplón) y Enrique Cuenca (El Maestro Packard, un intelectual despistado),Gordolfo Gelatino y su mamá doña Naborita Gelatino , un tipo improductivo y una mamá alcahueta de lo que el hijo . siempre bello, hiciera o Kid Descontón/El Zopilote Vengador y don Chupe o El Maistro y el Saltamontes o Acelerino y su papá Pasiflorino y El Púas y El Molacho y Don Toque y El Kilowattito y tres docenas mas por el estilo.
En fin , los Polivoces fueron esto y lo que platiqué con Ella la noche en que me reconoció, yo no. Pese a todo lo que llevaba adentro: ella. "Acuérdate", me dijo y con detalles que me dio, pude acordarme.
Ella recordaba todo y tenía razón: cuando nos vimos por primera vez me comentó, con cierto mimo, que yo me reía haciendo una mueca hacia mi mejilla derecha.
Es verdad. Luego, seguido de varios temas, terminamos hablando de Los Polivoces. No tengo idea el por qué llegamos a ese punto, pero, además de esos personajes, recorrimos todas las series de aquella época. Pese a todo lo que llevaba ella adentro.
Qué buena memoria: Ella tenía la ternura de una mujer que se enamora, pero una vida que trastabillaba día a día, en ese lugar y sus alrededores, como si el tiempo fuera un reloj contra sí misma.
No obstante, era cálida y platicaba conmigo como si fuera mi mejor amiga y recordaba su casa en no sé qué falda de un cerro rocoso de Nogales, ahí mismo donde, de niña, según me contó, veía a Los Polivoces, en una televisión chiquita en blanco y negro.
Siento que así me miraba: en blanco y negro: el día y la noche, la vida y la muerte, el éxito de Los Polivoces y su ocaso después de la ruptura.
Que tiempos fueron esos, cuando Los Polivoces alcanzaron la fama y se encontraban en los cuernos de la luna. Ella (la que hoy es lo que es, la que brinda conmigo por no sé qué cosa, la que amanecerá en alguna parte) era apenas una niña y papá y mamá seguían tan unidos como Los Polivoces.
No sé cómo es que esté aquí, departiendo con quien se ponga enfrente y haciéndose a la idea de que uno siempre debe seguir jugando a ser feliz, pese a todo lo que lleva adentro (adentro de su alma, adentro de su sangre) y esa voz traposa que le cambia de tono a cada rato.
A veces ternura, a veces coraje, a veces una niña en Nogales frente a esa televisión en blanco y negro, a veces torbellino, a veces dormida de tanto beber, a veces divagando, a veces mimosa, a veces desquiciada, a veces esta que me reconoce.
Pero yo no. A veces yo no, hasta que me habla de Los Polívoces y yo me río. Es cuando, de inmediato, se me hace una mueca en mi mejilla derecha y de este modo ella me reconoce. Pese a todo lo que llevaba adentro.
Ella ríe como si se viera en un espejo para reencontrarse como su vida pasada y así no llorar de la emoción. Yo la contemplo, mientras escucho lo que se cuenta a sí misma.
Habla en muchas voces: voz recién nacida, voz niña, voz hambrienta, voz suplicante, voz herida, voz deseosa, voz adolescente, voz mujer, voz amorosa, voz delirante, voz viajera, voz ajena, voz lejana, voz quejumbrosa, voz embustera, voz alucinante, voz presencia, voz ausencia, voz moribunda, voz de la nada y voz de todo.
Pero ella me reconoció, yo no. Pese a todo lo que llevaba adentro: ella. La de una sola voz: todas.


Opiniones sobre ésta nota