PALABRA DE HONOR.

Miguel Ángel Avilés Castro /    2025-09-09
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Por eso siempre les he tenido miedo.

Desde niño les he tenido miedo.

Porque, en la mayoría de las veces, suelen decir que con su llegada sucedera tal cosa y pasa todo lo contrario.
Nos mienten, pues.

Al inicio, hasta su nombre nos seduce porque durante algunos días, nos lo repiten aquí y allá a cada rato y pese a los malos momentos que hemos pasado con ellos o ellas, pues en ocasiones es hombre y en otras mujer- nos dice que su llegada traerá grandes beneficios.

Al principio quizá tengan razón porque, mientras no llegan, empiezan a repartir esto y lo otro y sobre todo, acuden a las colonias de los más necesitados y les aseguran que les ayudaron en todo lo que necesiten o incluso les prometen que los sacaran de ahí, de donde están viviendo a una casa mejor ,si es necesario .
Lo sé porque eso lo he vivido en

carne propia desde que era un niño, como ya les dije y pese a todo, hay quienes confían en que nada les pasaran y se suman entusiastas a las actividades previas del día programado, les den algo o no les den nada.

Apoyan en el reparto, reúnen a la gente mas amolada en una cancha o en una escuela , o en un gimnasio o donde se pueda , les hablan por largo rato , los apapachan para que no se vayan les regalan despensa y otras cosas mas , yendose a otra colonia y a otra y a otra , con el mismo rollo.

Lo sé porque desde los años setenta, década en la que creo empecé a tener uso de razón - si es que en verdad la tengo- me tocaron algunos, en especial dos, que casi acaban con todo lo que había en la ciudad y en un montón de partes.

En la radio y en perifoneo nos dijeron que todo bien, que nada pasaría, que tuviéramos fe y que puede que estuvieran nomas de paso y de ahí agarrarían para otra parte a seguir haciendo lo suyo pero nunca maldades.
Creímos.

Todos creímos.

Pero estos y estas no tienen palabra de honor.
Verdad de Dios que no la tienen.

Estuvieron bien pelones esos años setenta cuando llegaron o cuando previamente solo estaban tantito y se iban de paso.

Como les digo: repartieron cobijas, ropa creo y hasta camisetas blancas, antes o después de lo que pasó, que en el pecho, a modo de unas cananas de color verde, decía JOLOPO y siendo mi tierrita zona libre, di por hecho que era alguna prenda extranjera, enviada desde el tercer mundo frente a catástrofes así y para no ser un ingrato ,al azar le di las gracias a Francia, a España, a Cuba, a Dinamarca, al Congo Belga y luego mandé muchos saludos a todo ese pueblo bueno y sabio de cada uno de estos lugares por todo lo enviado.

A partir de ese momento supe que tales nombres, llamaranse como se llamaran, no siempre dejaban algo bueno, si es que lograban llegar y más aún cuando jurando que no llegaran o sí llegaban, traerían puras cosas a todo dat pero sucedía lo que juraban que no sucederia.

Ahí sí me provocaba miedo y en ocasiones tristeza por todo lo que hacían y, acto seguido, se retiraban tan campantes, para ir a dañar gente a otro laredo.

Justo por eso les tengo miedo.
Desde entonces les he tenido miedo.
No fue una sola vez.

Siempre dejaban temblando a la población.

Hasta la fecha siguen haciendo lo mismo y ni hablar.
No tienen palabra de honor.

Pero si ya sabemos que es así, entonces tendremos que ser nosotros y nosotras, quienes estemos buzos caperuzos para la siguiente ocasion que vuelvan.

Porque llegan como si nada, vemos una foto en donde esta parado y se ve tranquilo, inofensivo pero cuando menos esperamos, estan por irse pero para entonces ya arrasaron con todo.

Era hasta hace poco una autoridad determinada la que se encargaba de eso para que todo estuviera al cien y nada se saliera de control antes, durante y después del evento pero nos quedamos mas tranquilos si nos cuidaramos organizadamente sobre todo el día esperado y poder dormir a gusto mas tarde cuando se hiciera el recuento de lo sucedido y se dieran a conocer los resultados.

Es cierto: no todos ni todas son dañinos ni dañinas. Uno que otro ha dejado muchos beneficios y por tanto se les recuerda bien.

Es mas, hasta alguna colonia o el hijo recién nacido ese año que se hicieron presentes, llevan sus nombres.

A otros también se les recuerda. Pero porque se llevaron todo.
Diría que los que se veían más inofensivos, fueron los peores.

En la radio juraban que llegarían nomas de pasadita, que probablemente se irían a otra parte, que esta ciudad no o que de pronto , en último momento y sin avisar, ya habían arribado a otro lugar .

Así era y ni hablar.

Mas bien asi son, así siguen siendo por mas que digan que no.
Por eso cuando esta aqui, me pongo a rezar, pidiendole a diosito que se vayan por donde llegaron.

Cada año, cada dos, cada tres, seis o lo que ustedes gusten, pero ahí estaban y están dispuestos a darlo todo para sentar un precedente entre un antes y un después de su llegada.

Tienen una duración corta, apareciendo y desapareciendo rápidamente pero durante su estancia, dejan a medio mundo temblando.

Sí, porque después que se van, dejando un desorden total y la población sin haberse beneficiando de nada, es la que enderezar el barco, invertir, restaurar, con la salvedad de que el causante ya se fue y los que se quedaron, harán de tripas, corazón y la historia comenzará de nuevo.
Todo por creer.

Todo por decir que, en esa ocasión, sería distinto y en algo se diferenciaban, entre aquel que casi acaba con lo que le pusieran enfrente y el otro que tenían un nombre bien bonito.

Claro, lo que han hecho en cada municipio, en cada estado, en todo el país, desde que yo me acuerde no nada mas es gracias a ellos, a lo que hicieron al llegar y hasta antes de irse.

No.

También la ciudadanía, nosotros, el pueblo, la sociedad civil es responsable por mas que, a toro pasado, se ande quejando y maldiga lo hecho por él o la que ustedes recuerden.

No podemos desconfiar de todo y decir que no dejaron beneficios al campo o a la metrópoli, a la urbe, a tal escenario rural o a la parte más recóndita que, por mas lejos que estén, estos malditos hasta allá llegan.
No.

Pero si creo que luego de tantos años y tantas experiencias, es hora de hacer conciencia y estar atentos e informados para que cuando vengan, sepamos que hacer y que no, hasta donde confiar en lo que dicen y hasta cuando no porque de eso depende que nada nos pase y vivamos mejor.

Si, esperemos su arribo y su llegada cada vez que estén por ir pero no se traguen todo el cuento de lo que diga en una sola radio o una sola emisora de televisión sino que escuchen otras opiniones pero sobre todo, denle más importancia a las que informan con seriedad periodística a la población y nomarán la diferencia.

Prepárense y estén atentos desde el momento en que digan que irán y durante el tiempo que estén presentes, por que recuerden que suelen llegar serenos y con aparente propósito de hacer el bien pero nunca tienen palabra de honor.

Nunca.

Buenos, de provecho, malos , inolvidables y otros que, de plano, nunca sirvieron para nada.

Pero en fin, así es la naturaleza y así son de especial los huracanes, las tormentas,los ciclones o los chubascos, como les quieran decir.

Por eso siempre les he tenido miedo.

Desde niño les he tenido mucho miedo.

No tienen idea cuanto.                                     Por que nunca de los nunca tienen palabra de honor.

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