Anzuelos

Arturo Soto Munguía /    2025-09-18
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Tengo la teoría de que el gobierno de la 4T, con el correr de los años y con el apoyo de expertos nacionales e internacionales en comunicación de masas y análisis de coyuntura les tiene bien tomada la medida a una oposición tan desarticulada, tan carente de liderazgos, tan desprovista de ideas claras para meterse en serio por la disputa del poder, que se ha vuelto especialista en mantenerlos ocupados entre cortinas de humo y posverdades.

 

Tiene con qué hacerlo: una bien aceitada y costosa maquinaria de propaganda, control de medios de Estado y no pocos privados; un manual de reivindicaciones del proyecto de nación que incluye conceptos como el ‘humanismo mexicano’ -cualquier cosa que eso signifique-, y un amplio catálogo de descalificaciones para contrastar entre los que “estamos del lado correcto de la historia” y los conservadores, vendepatrias y prianistas que están del otro lado…

 

Mantener esa narrativa vigente y actuante no sería posible si no tuviera asideros en la realidad, elementos objetivos que afianzan el proyecto en los sectores más amplios de la sociedad (un billón de pesos para programas sociales) pero también en las cúpulas empresariales que, en palabras del propio López Obrador: “nunca habían ganado tanto como en mi gobierno”, o en la clase política de oposición cuya condición minoritaria prácticamente la ha borrado del mapa, por las buenas o por las malas.

 

Así han podido sortear muchos escollos, algunos verdaderamente escabrosos, como la construcción de mayorías en las cámaras para sacar adelante sus reformas -la electoral y la judicial, especialmente-; la elección judicial y su concierto de acordeones y el amplio catálogo de prácticas mapacheriles otrora tan aborrecidas y hoy tan justificadas en razón del proyecto de transformación.

 

López Obrador se graduó con honores en la maestría de las posverdades y le bastaba agitar un pañuelo blanco para convencer de que se acabó la corrupción y el huachicol, o sacar un ‘detente’ para vender la idea de que el Covid 19 era un invento neoliberal y no era tan peligroso.

 

A Claudia Sheinbaum se le está complicando mantener esa narrativa de posverdades (distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales, según una definición clásica) en parte porque el thriller del huachicol fiscal ha tomado derroteros de tragedia, en parte porque al escenario ha entrado un nuevo actor que no tuvo -al menos no con este protagonismo- López Obrador: la versión recargada de un Donald Trump groseramente injerencista, que viene por todo.

 

Evidentemente, el aparato de Estado tiene aún muchos recursos para dominar la conversación pública, para sesgarla y conducirla por los caminos que más le convienen.

 

Veamos el ejemplo más reciente. Latinus, que junto a TV Azteca se han convertido en las sagradas escrituras de la oposición, publica una nota según la cual Gonzalo y Andrés Manuel López Beltrán, dos de los hijos del expresidente tramitaron un amparo contra cualquier orden de aprehensión en su contra. El recurso lo habría presentado vía digital en un juzgado de Zacatecas, una persona de nombre Francisco Javier Rodríguez Smith Macdonald (ya desde el apellido suena raro, pero esa es otra historia). Junto a los hermanos, en el documento hecho público por Latinus y retomado rápida y literalmente por otros medios, aparece una larga lista de personajes involucrados la mayoría con la trama del huachicol fiscal.

 

Las redes estallaron. Prácticamente todos los medios le dieron vuelo a la nota, se hizo tendencia en redes sociales y el júbilo reventó en cientos de miles de cuentas que dieron por hecho que los hijos del expresidente estaban acorralados y con un pie en la cárcel si no es que en la extradición a EEUU.

 

Varias de esas cuentas, que sobre todo en X vienen dando por un hecho que ahora sí, deveritas se los juro, los EEUU intervendrán México, aterrizarán en Palenque y se llevarán de una oreja a AMLO por narcoterrorista, se dieron vuelo difundiendo la nota, que luego resultó no una fake news en el sentido estricto -porque el trámite se hizo y el documento existe en el juzgado-, sino al parecer, y siendo muy malpensado, se trató de una estrategia diseñadas desde alguna oficina de la propaganda gubernamental para elevar hasta el cielo las expectativas de la oposición, y luego dejarlas caer estrepitosamente al descubrirse que se trató de un montaje.

 

Eso alimenta mis certezas de que esas cuentas -generalmente anónimas pero con muchos seguidores igualmente vociferantes- no están manejadas por activistas opositores, sino por una mente brillantemente perversa del oficialismo para divertirse viendo cómo una vez más ganaron la agenda y pusieron a todo mundo a bordar sobre una cortina de humo.

 

Veamos: el abogado Smith Macdonald denunció que su identidad fue suplantada para solicitar el ya famoso amparo, por lo cual presentará una demanda. Dijo que no es la primera vez que sucede y cuestionó cómo se puede autorizar un amparo sin una firma válida, ya que esos trámites requieren la Firma Electrónica Certificada del Poder Judicial (FIREL).

 

La FIREL es un documento electrónico que asocia tu identidad con una llave pública permitiendo que el PJF identifique al autor del documento, que tiene la misma validez de un documento autógrafo, sin necesidad de firma o certificación adicional. Se obtiene mediante un proceso de inscripción en los servicios en línea del Poder Judicial de la Federación y el solicitante requiere su certificación digital y llave privada; luego se genera un archivo PFX que es el que se utiliza para firmar, previa contraseña de la FIREL. Muchos abogados han realizado todo ese proceso para su trabajo a distancia en tribunales.

 

Es válido, pero el proceso no es sencillo pues requiere la presentación de mucha información y datos personales.

 

Y siguiendo con el sospechosismo, vale preguntar: ¿quién tiene acceso a las FIREL, que son como las firmas electrónicas que exige el SAT para el registro y trámites hacendarios? Solamente el propio usuario y el PJF.

 

¿Entonces?

 

El episodio quedó en otra escaramuza para alimentar la esperanza de la oposición en que ahora sí caerían peces gordos, y luego para darles contra el suelo al descubrirse el montaje.

 

¿Quién hizo tal montaje? ¿Latinus? No lo creo. Más bien sospecho que ese medio, con bien ganada fama de practicar dichos montajes, esta vez fue llevado al baile con una filtración que bien pudo venir desde el propio gobierno, matando varios pájaros de un tiro: desvían la conversación, desacreditan al medio y permiten que los involucrados, al menos los de más alto perfil, en este caso los hijos del expresidente, salgan a deslindarse del tema y a acusar a sus enemigos de esa guerra sucia, a quienes terminan acusando de corruptos.

 

Solo hay que ver el primer párrafo del comunicado que envió Andrés Manuel López Beltrán, para confirmarlo:

 

“El día de hoy el hampa del periodismo, cuyos jefes son la mafia del poder económico en este país y los deudos del extinto sistema de corrupción institucional publicaron notas tendenciosas refiriéndose a una demanda de amparo supuestamente tramitada a nuestro favor”.

 

Y luego viene un amplio deslinde en el que de presunto delincuente, pasa a ser víctima de la mafia del poder.

 

Todo parece indicar pues, que de nueva cuenta la oposición volvió a morder el anzuelo.

 

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