Ojalá que ganen
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“Ojalá”, dijo una vez Adalberto Rosas López, cuando se manejó la idea en el PAN de que Manuel Espino fuera candidato a la gubernatura de Sonora.
“Ojalá”, dijo ‘El Pelón’, que sea candidato y ojalá que gane, para ver si así se nos quita lo pendejos.
La anécdota viene a cuento a propósito de lo que está pasando.
En la churriguresca política local, nomás falta que mientras el padrecismo emite sus cortinas de humo destapando al Toño Astiazarán y a Alejandro López Caballero como posibles candidatos a la gubernatura y la alcaldía respectivamente, por debajo del agua opere para impulsar a los cuadros que tiene embozados en Morena, para dejar otra vez chiflando en la loma a los verdaderos morenistas.
Citemos el caso de Diana Karina Barrera, que ya adelantó sus intenciones de contender por la alcaldía de la capital, asumiendo que ya ‘tiene ganada la mitad de Hermosillo’, como declaró hace unas semanas aludiendo a los votos que la llevaron a ganar el distrito federal III, frente a un ‘Travieso’ Arce que hizo una pésima campaña y no le supo ni a melón.
Claro, sobrará quién diga que Diana Karina se llevó el triunfo por la ingente cantidad de recursos que le metió a su campaña y sobre todo gracias a la marca Morena, cabeza de la alianza por la que compitió, pero eso no lo explica todo.
Tanto Diana Karina como su esposo Sergio Gutiérrez Luna tuvieron una activa participación en el panismo bajo la férula del exgobernador Padrés, y abandonaron esa nave en medio de un cañaveral de pasiones generado por su alianza con el priismo malorista que aprobó la concesión del alumbrado público en la capital, un negociazo multimillonario donde el voto de la hoy petista fue definitorio.
La versión más extendida cuenta que ese voto fue obtenido mediante presiones del gobierno priista de aquel entonces a Gutiérrez Luna, que tenía abierto un expediente por presunta malversación de recursos públicos cuando estuvo a cargo de la implementación del Nuevo Sistema de Justicia Penal en el gobierno de Padrés, en donde se volvieron humo algo así como 80 millones de pesos.
También se volvió humo el expediente y el Maloro pudo navegar en aguas más o menos tranquilas durante su trienio, hasta 2018, cuando quiso reelegirse y perdió frente a Morena, que llevó como candidata nada más y nada menos que a Célida López, un furibunda panista que como diputada del blanquiazul, no desaprovechaba oportunidad para hablar pestes de López Obrador.
En ese circo de tres pistas que suele ser la política, en 2018 la estrenada bancada de Morena en el Congreso local hizo el berrinche de su vida cuando, siendo mayoría en el pleno, el PRI de Claudia Pavlovich supo cooptar el voto de algunos aliados de Morena para desechar las denuncias sobre ese tema presentadas por el gobierno de Célida López, súbitamente convertida al obradorismo.
Aquello fue y sigue siendo un cañaveral de pasiones. El encargado de operar la neutralización de la mayoría morenista en el Congreso fue Miguel Ernesto Pompa Corella, el secretario de Gobierno de Claudia Pavlovich, la encarnación misma del demonio para el morenismo que ganó la carrera pero perdió la tacuachada, y si no me creen, que le pregunten a Ernestina Castro o a Adolfo Salazar, que vieron cómo la mayoría ganada en las urnas se diluía en una minoría que no pudo ajustar cuentas con el pasado.
Sí, hablamos de ‘El Potrillo’ Pompa, que hoy forma filas al lado de Adán Augusto López, el coordinador de los senadores de Morena.
II
¿Sí o no es un cañaveral de pasiones? ¿Usted no entiende nada? Yo tampoco. Bueno sí lo entiendo, pero lo explico desde las gradas, como quien narra el tricampeonato del América desde la resignada presunción de inocencia de los árbitros y la mafia del futbol.
El gobierno priista del Maloro coacciona el voto de una regidora panista (Diana Karina) para conseguir la aprobación de la concesión del alumbrado público; luego el Maloro pierde en su intento de reelección frene a Célida López, una morenista recién desempacada del padrecismo, quien se echa a cuestas la tarea de revertir la polémica concesión, que se consiguió gracias a su excorreligionaria panista, asesorada por Gutiérrez Luna, también de la cuadra padrecista; los morenistas en el Congreso se dividen y ayudan a desechar las denuncias de Célida, salvando el pellejo del Maloro y de los regidores que aprobaron la concesión.
Luego, tanto Diana Karina como Sergio Gutiérrez aparecen en Morena (o como aliados) y Diana y Célida aparecen juntas en el proyecto de la 4T, donde vuelven a ser amiguis.
A confesión de parte, Diana Karina buscará la candidatura de Morena y aliados a la alcaldía de Hermosillo y está en todo su derecho. Tiene en su esposo, muy empoderado en la 4T donde firma como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Federal de Diputados, uno de sus principales apoyos, y tiene también al ‘Potrillo’ Pompa como neo morenista al lado de Adán Augusto López, a un político que se puede entender con Gutiérrez Luna para sacar adelante una candidatura menor en el plano nacional como es Hermosillo, aunque en el plano local sea algo más relevante.
Bien vistas las cosas en este cañaveral de pasiones, los morenistas no cuentan mucho y hasta tienen la humildad para ceder espacios a recién llegados.
Los personajes que están definiendo cosas en Morena -especialmente en Sonora y de manera más particular en Hermosillo- vienen del PRI o del PAN. Tampoco es para asustarse. Si le echan un ojo a los y las candidatas que ganaron todas las diputaciones locales en Hermosillo no son de Morena, excepción hecha de Vicky Espinoza.
Claro, faltaría ver qué dicen los morenistas de Hermosillo, particularmente ahora que ha asumido las riendas del partido en Sonora una mujer químicamente obradorista y feroz crítica del desplazamiento que los morenistas han sufrido en los últimos años a manos de gente llegada de otros partidos, y de manera especial del PAN, que suele ser citado como la representación más pura de la derecha.
Es muy temprano para adelantar vísperas, pero es claro que ya se han encendido algunas luces amarillas en el tablero de Morena, sobre todo en Hermosillo, aunque por el rumbo que están tomando las cosas, ya no me extrañaría nada ver en 2027 a Judith Armenta levantando la mano de Diana Karina Barrera como alcaldesa de Hermosillo y arengando a vencer a la derecha, mientras la otra mano se la levanta Guillermo Padrés, festejando que por fin la Cuarta Transformación está tomando el rumbo correcto de la historia.
Y como telón de fondo a esa escena, aplauden todos de pie: El Potrillo y Manlio; el Maloro y Claudia Pavlovich; Célida y Sergio Gutiérrez; Padrés y López Caballero; Judith Armenta y Gildardo Real; el noble y el villano bailando y dándose la mano hasta que acabe la fiesta…
II
Pian pianito, sin hacer mucho ruido pero trabajando a ras de suelo y sin que parezca que trae 15 mil millones de pesos para dispersar en Sonora como soldado de la presidenta, el delegado del Bienestar en Sonora, Octavio Almada no se despeina.
Ayer se aventó otra mañanera para informar sobre los avances de los programas del gobierno federal, poniendo el acento en el de los apoyos que recibirán 154 mil secundarianos que por cierto, se están viendo lentos porque el plazo para inscribirse vence hoy, y ya van 90 mil registrados.
Este, el de las becas para alumnos de secundaria es un programa social que echó a andar la presidenta Claudia Sheinbaum junto al de mujeres que se encuentran entre los 60 y 64 años, es decir, antes de recibir el apoyo para adultos mayores.
También puso sobre la mesa un tema interesante, a propósito de que el gobierno federal ha abandonado a Hermosillo. Pues a través de los diferentes programas sociales se han dispersado en la capital de Sonora nada menos que 3 mil 500 millones de pesos en el último año.
¡Tres mil quinientos millones de pesos!
Cada quien sacará sus cuentas, pero yo me remito a una anécdota que me contó un viejo priista lamentando que eso no lo hubieran hecho antes. Y lo contrasto con lo que alguna vez declaró “El Diablo” Fernández en el sentido de que si AMLO le cobro algunos miles de millones de pesos que andaba evadiendo de impuestos, dijo que sí los pagaba y le ponía más, para sacar a López Obrador del gobierno.
“El Diablo”, dueño de muchas empresas, entre ellas los OXXO, se calmó mucho desde aquella declaración. No porque le estuviera yendo mal, sino porque nunca como ahora, sus ‘tienditas’ habían tenido tanto consumo.
Y eso se debe a que está circulando dinerito abajo, donde se batallaba para esa circulación.
Dejo un paréntesis abierto para la lucha de clases y las proyecciones que van de Dinamarca a la catástrofe. Porque en ese paréntesis cabemos usted y yo, los que sí y los que no.
Incluso los nostálgicos de tiempos idos y los descubridores de nuevos tiempos, en este circo de tres pistas donde lo único que falta es una lluvia de flores amarillas para resetear todo y recomenzar el camino…
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